06 Abril 2018

Será 2018 un año seco con un verano caluroso

Durante reunión para la Validación de la Estrategia para la Elaboración del Plan de Manejo del Fuego en la Región.

Un año muy seco y un verano caluroso, con tendencia a incendios no controlados y de mayor intensidad, pronosticó María Elena Rodarte García, directora regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, al analizar la Región de la Reserva de la Biosfera de Janos, Chihuahua.

Así lo señaló durante la Reunión para la Validación de la Estrategia para la Elaboración del Plan de Manejo del Fuego en la Región de la Reserva de la Biosfera Janos en las instalaciones del hotel Quality Inn, en el Centro de la ciudad, el pasado martes.

La directora de la comisión identificó a todos estos programas como instrumentos que permiten conservar los ecosistemas y la biodiversidad del área protegida. En este caso, se protegerán los bosques templados y las especies que lo habitan de los fuegos no controlados en la Reserva de la Biosfera Janos mediante las actividades que tanto las instituciones como los dueños de la tierra tendrán que realizar.

Las especies

Respecto a las especies de la región, la directora comentó que la especie de berrendo mexicano se encuentra en peligro de extinción, pues se ha reducido su población debido a los cambios de uso de suelo, obras grandes como gaseoductos, carreteras, líneas eléctricas y la división de terrenos. Por lo que en este año se estará planificando un programa para lograr revertir este fenómeno.

También informó que se están realizando diagnósticos en las comunidades de Guachochi, Urique y Uruachi con la finalidad de agregarlas a la lista de las áreas naturales protegidas del país por su alojamiento de la guacamaya verde, especie declarada en peligro de extinción desde el 2001 debido a la pérdida de su hábitat como consecuencia del avance de la frontera agrícola, la extensión ganadera, los incendios forestales y su tráfico ilegal.

Para lo anterior, es necesario que se realicen una serie de evaluaciones con la necesidad de determinar, en primer lugar, si existe un interés por parte de la autoridad local para conservar bajo esquema federal un sitio relevante en temas de biodiversidad y de servicios a la comunidad como la infiltración de agua y, en segundo, la existencia de especies en peligro de extinción, tanto flora como fauna.

De tal manera que serían los dueños de las tierras quienes elegirían si declarar la zona como protegida no interrumpe con su sustentabilidad económica, para posteriormente evaluar las medidas a tomar para beneficiar tanto al ecosistema como a las comunidades.